Era un hombre solitario que vivia de limosna
Hasta que paso Jesus y su vida transformo
Era Bartimeo el ciego que sentado en el camino
Oyo que venia Jesus y clamando se paro
Su clamor era profundo tan profundo que el Maestro
Con la grande multitud claramente oyo su voz
No clamaba con sus labios sino con su corazon
Y Dios nunca ha despreciado el humilde corazon
[ Ten misericordia ten misericordia de mi
Le gritaba Bartimeo y Jesus oyo su voz ]